Estimados compañeros y tutora del grupo 275, creo que ya les he comentado en alguno de los anteriores documentos, no soy profesora de carrera y esa es la primer limitante para mi desempeño. Comencé a realizar esta labor con los temores que implica el no saber si serás capaz de controlar el grupo, de dominar los contenidos, de motivar la participación de los alumnos, de solucionar alguna duda, etc. En la marcha, he cometido muchos errores y desafortunadamente los alumnos son los afectados porque con ellos ensayamos, en la marcha también y reconociendo mis debilidades y fortalezas es que he remendado las primeras con la ayuda de estas última, sé que todavía me queda mucho por hacer pero me encuentro en ese proceso, de hecho, creo que este es un proceso interminable.
A lo largo de estos 11 años en la docencia ha habido de todo: errores, angustia, fracaso, dificultades, pero también ha habido constancia, tesón, interés por mejorar, satisfacciones y muchas alegrías.
El hecho de no ser maestra de carrera no limita mi creatividad para experimentar, crear, moldear y establecer un estilo de enseñanza que es el propio, y así, por ensayo y por error ir aprendiendo a ser maestra.
Yo no tengo problemas con dedicarme a lo que hago pues es algo que disfruto mucho y a lo que le he encontrado sabor, diariamente me renuevo en la interacción con nuevos conocimientos, ideas y reacciones de los alumnos. Aprendo mucho de ellos al enseñarles y nunca una clase es igual a la otra a pesar de ser la misma materia y del mismo nivel, porque siempre son grupos tan distintos, alumnos tan distintos unos de otros, intereses tan distintos y en cada clase surgen inquietudes diferentes.
Para mí es inexplicable que se considere poco trascendente la labor del profesor y más aún que el profesor así lo crea, ya que los profesores nos encargamos de formar hasta a los más sofisticados profesionistas, todos fuimos formados a través de profesores y por esa razón considero que esta es la labor más noble y generosa. Pero hay que creérnoslo para poder transmitirlo, nosotros que somos los comunicadores podemos hacer cambiar esta mentalidad del profesor a través de nuestro desempeño, de nuestro profesionalismo, del valor que demos a nuestra labor.
Respecto a las dificultades de ser un buen interlocutor, de mantener la disciplina y de adaptar los contenidos de enseñanza al nivel de los alumnos, creo que los he ido superando y continuo trabajando en ello, la pauta la dan los alumnos.
En general la lectura de Esteve me pareció muy interesante y me identifiqué mucho con su experiencia, ojalá que un día yo también pueda decir con orgullo que he logrado dominar todas las dificultades que representa la docencia, pero por el momento continuo con este proceso de aprender a enseñar.
A lo largo de estos 11 años en la docencia ha habido de todo: errores, angustia, fracaso, dificultades, pero también ha habido constancia, tesón, interés por mejorar, satisfacciones y muchas alegrías.
El hecho de no ser maestra de carrera no limita mi creatividad para experimentar, crear, moldear y establecer un estilo de enseñanza que es el propio, y así, por ensayo y por error ir aprendiendo a ser maestra.
Yo no tengo problemas con dedicarme a lo que hago pues es algo que disfruto mucho y a lo que le he encontrado sabor, diariamente me renuevo en la interacción con nuevos conocimientos, ideas y reacciones de los alumnos. Aprendo mucho de ellos al enseñarles y nunca una clase es igual a la otra a pesar de ser la misma materia y del mismo nivel, porque siempre son grupos tan distintos, alumnos tan distintos unos de otros, intereses tan distintos y en cada clase surgen inquietudes diferentes.
Para mí es inexplicable que se considere poco trascendente la labor del profesor y más aún que el profesor así lo crea, ya que los profesores nos encargamos de formar hasta a los más sofisticados profesionistas, todos fuimos formados a través de profesores y por esa razón considero que esta es la labor más noble y generosa. Pero hay que creérnoslo para poder transmitirlo, nosotros que somos los comunicadores podemos hacer cambiar esta mentalidad del profesor a través de nuestro desempeño, de nuestro profesionalismo, del valor que demos a nuestra labor.
Respecto a las dificultades de ser un buen interlocutor, de mantener la disciplina y de adaptar los contenidos de enseñanza al nivel de los alumnos, creo que los he ido superando y continuo trabajando en ello, la pauta la dan los alumnos.
En general la lectura de Esteve me pareció muy interesante y me identifiqué mucho con su experiencia, ojalá que un día yo también pueda decir con orgullo que he logrado dominar todas las dificultades que representa la docencia, pero por el momento continuo con este proceso de aprender a enseñar.
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